Era tan feo que cuando nací, el doctor me dio la cachetada en la cara.
Era tan feo, que cuando nací no lloré yo ¡lloró el doctor, mi papá y mi mamá!
El doctor fue a la sala de espera y le dijo a mi padre "Hicimos lo que pudimos... pero nació vivo".
Mi mamá no sabía si quedarse conmigo o con la placenta.
Como era prematuro me metieron en una incubadora... con vidrios polarizados.
Mi madre nunca me dio pecho, me daba la espalda.
Es por eso que debo haber quedado petiso, tan petiso que en lugar de ser enano, soy profundo.
Yo siempre fui muy peludo. A mi madre siempre le preguntaban:
"Señora, a su hijo ¿lo parió o lo tejió?"
Mi padre llevaba en su billetera la foto del niño que venía cuando la compró.
Pronto me di cuenta que mis padres me odiaban, pues mis juguetes para la bañera eran un radio y un tostador eléctrico.
Era tan feo que cuando jugaba al escondite nadie me buscaba.
Una vez me perdí. Le pregunte al policía si creía que íbamos a encontrar a mis padres.
Me contesto: "No lo sé; hay un montón de lugares donde se pudieron haber escondido".
Era tan feo que me exhibían en una feria por teléfono.
Era tan feo que hacía llorar a las cebollas.